miércoles, 17 de marzo de 2010

"Green Zone" de Paul Greengras (2010)

No es ya una obviedad decir que el dúo que componen Matt Damon y Paul Greengras es uno de los más prolíficos en el Hollywood actual, después de alcanzar la cima comercial de la industria con la saga de Bourne. Por eso vuelven a repetir esquema formal en este trepidante y fallido film sobre los primeros días después de la invasión norteamericana a Irak. El aceptable actor y el interesante cineasta británico nos llevan al universo de acción adrenalítico que han hecho de su colaboración un estilo muy característico. Su planteamiento es muy claro en su puesta en escena, cámara en mano y ritmo frenético sin concesiones ni apenas pausas en su sintaxis narrativa.
Paul Greengras se ha especializado en este estilo conceptual de dirigir como ya demostró en films como la brillante "Bloody sunday" (2003), o en la interesante "United 93" (2006). Sabe dotar a sus films un rigor en la narración muy eficaz, otorgándoles una sensación de veracidad al rodar con una inquieta y enérgica cámara en mano que no cesa y no se calma prácticamente nunca. En Green Zone esta forma de narrar tiene una coherencia y una lógica muy acertada, porque así muestra el caos y la angustiosa vida del Irak actual tal y como es. La forma estilística se alía con el contenido argumental con inteligencia y cordura y consigue que el espectador no pueda alejar la mirada de la pantalla. Pero el film tiene un grave error temático y analítico porque no plantea cuestiones sino que solo te ofrece una visión. Cuenta como un subteniente americano (Matt Damon), logra descubrir que la supuesta invasión que han realizado sobre Irak no es la versión oficial que le habían hecho saber al mundo. Al no encontrar armas de destrucción masiva en las misiones que le encomiendan, logra averiguar y diseccionar una oscura y compleja red de espionaje, y se da cuenta de las supuestas mentiras que ha utilizado su gobierno para destruir el régimen impuesto por el dictador Saddam Hussein. Es ya obvio hoy en día argumentar que no existieron armas de destrucción masiva en el momento de la invasión, pero al contar hechos reales acontecidos en un lugar verídico, hay que saber hacer reflexionar al espectador y no dárselo todo tan fácil. Hay que plantear todas las versiones que surgieron, aunque se sepa claramente cual fue la real, para poder pensar libremente sobre lo que supuestamente aconteció. Este film al tener un mensaje tan rotundo y conciso hace que ni se plantee otra opción, y cuando se analizan acontecimientos verídicos hay que mostrar un discurso más inteligente y no tan obvio.
Por lo tanto estamos ante un film que en su análisis temático no está muy lejos de las vulgares y facilonas propuestas del ridículo Michael Moore en infantiles films como "Bowling for Columbine" (2002), o "Fahrenheit 9/11" (2004).
Estamos ante un film que en su puesta en escena tiene una factura excelente, pero que naufraga en su sencillo discurso argumental. El público más mainstream que busque una entretenida cinta de acción no quedará defraudado, pero el espectador con más pretensiones e inquietudes al que le guste pensar y reflexionar se sentirá decepcionado. Habrá también quien expondrá que no hace falta plantear otras reflexiones sobre la farsa de la invasión a Irak, porque es muy evidente. Pero el buen cine como cualquier otro arte existente, tiene que dar la oportunidad al que lo contempla de pensar en múltiples visiones e ideas, sin decirle cual es la postura que tiene que tomar respecto al tema que proponga. Cada persona es libre para pensar y analizar por sí misma, y tiene la suficiente capacidad de razocinio para elegir la opción que desee por cuenta propia.

miércoles, 3 de marzo de 2010

"Daybreakers" de Michael y Peter Spierig(2009)

Estamos en el año 2019 después de que una plaga haya convertido a la mayor parte de la población mundial en vampiros. Con esta premisa post apocalíptica comienza este film dirigido por los gemelos nacidos en Alemania y criados en Australia Michael y Peter Spierig. La idea conceptual del largometraje consiste en que la raza humana ha perdido el control del planeta y son dominados por vampiros. Son perseguidos y esclavizados por los no muertos para usar su sangre como alimento, pero el problema surge al comenzar a escasear los humanos y las empresas que tienen el monopolio de la alimentación sanguínea se ven en la necesidad de hacer un substituto de sangre para continuar con su beneficioso negocio. El planteamiento es interesante pero nada original, ya que varias películas se han servido de este reverso de la humanidad con respecto a otras civilizaciones. Ya sea por simios en la genial “ Planet of the apes” de Franklin J. Schaffner, por máquinas en la brillante “Matrix” de los hermanos Wachowski, o por seres robotizados en la decepcionante “ Terminator Salvation” la cuarta entrega de la saga dirigida por McG.
Pero aunque no sea una idea nueva, siempre tiene su interés el contemplar como los humanos son sometidos por otras civilizaciones. Pero el problema de este film es que quiere ser lo que no es, al divagar a medio camino entre la serie b al más puro estilo carpenteriano, y en la ciencia ficción más sofisticada a lo Philip K Dick. Y no consigue acercarse a ninguna de ellas, al no tener las desoladoras y geniales atmósferas de por ejemplo “1997 rescate en Nueva York” del mencionado Carpenter, ni una trama bien coordinada y estructurada como “Minority Report” de Spielberg. Quiere ser ingenua y centrarse en la acción más salvaje, e intenta tener al mismo tiempo un guión admirable con giros y resoluciones sorpresa, y al no estar equilibrada ni bien contada en su diégesis narrativa, lo único que consigue es una mezcla acelerada de imágenes y situaciones. Las secuencias de acción están muy mal planificadas rozando el ridículo, al usar una fragmentación en el montaje torpe con una larga cantidad de planos inverosímiles e innecesarios, que consiguen no seguir con claridad la escena.
Mientras más avanza la resolución de la trama peor es el film, al incluir innovaciones en la mitología vampírica absurdas y ridículas. Y llama mucho la atención porque en el planteamiento inicial había surgido una idea brillante, los vampiros al irse agotando las existencias de sangre sufren una metamorfosis en su cuerpo transformándose en una especie de monstruos zombies terroríficos. Pero como desgraciadamente viene siendo habitual en el cine comercial moderno, es una idea desaprovechada y no tiene apenas repercusión en la concepción fílmica de su estructura formal y argumental.
Después de presentarse en escena las metamorfosis vampíricas, aparece en pantalla un hombre que perteneció a los no muertos que de una manera epifánica, volvió a ser un humano al exponerse a la luz del sol después de tener un accidente de automóvil y desprenderse en un río. A partir de aquí se irán desarrollando nuevas formas de curación utilizando la luz solar y desencadenarán en lamentables propuestas de guión y visuales en el precipitado tramo final.
Los cineastas Spierig han intentado crear unas nuevas tesis dentro de la mitología del mundo de los vampiros, y al ser incoherentes y banales solo consiguen una lamentable película de género que posiblemente y merecidamente quedará en el olvido.