domingo, 20 de diciembre de 2009

"Stemboat round the bend" (Barco a la deriva) de John Ford (1936)

Divertida y emotiva película del maestro nacido en Cape Elizabeth, donde su gran estilo de brillante contador de historias está ya perfectamente definido. El film cuenta la historia de un joven que ha matado en defensa propia a un muchacho y su tío el doctor John Pearly junto a su novia le intentarán defender para que no lo ahorquen. Con este sencillo argumento Ford lleva la película a su mundo, donde tendrán cabida sus típicos personajes como el doctor de medicina, el simpático compañero inmerso en el alcohol pero gran profesional, el predicador con la palabra de dios por delante, o sus característicos temas como el deber, la familia, el humanismo, o la religión, todo muy bien mezclado con su gran sentido del humor que tan bien desarrolló durante toda su carrera, y con una gran puesta en escena sencilla y eficaz, donde acompañada con su gran habilidad narrativa fueron sus rasgos más característicos, y el cual hacen que una historia aparentemente intrascendente como esta sea brillante. Hay que recordar que Ford llegó en 1914 a Hollywood gracias a su hermano Frank, y dirigió su primer film solo tres años después, esto demuestra el gran manejo del lenguaje cinematográfico que tenía en 1935, año en que realizó “Barco a la Deriva”, pues llevaba más de 20 años trabajando en una industria en la que además empezó desde abajo del todo siendo un simple empleado de atrezzo. Esto le hizo aprender toda la técnica paso por paso y por eso maneja tan bien la puesta en escena en sus films, ya sea la fotografía, los decorados, el vestuario, el manejo de la cámara, o posteriormente el sonido. Viendo una sencilla película como esta en cuestión, es fácil darse cuenta de lo que estoy contando, ya que si la hubiera realizado un director menor estaría completamente olvidada, pero al realizarla Ford se ha mantenido como un pequeño clásico de los años treinta, donde aunque esté muy lejos de sus obras maestras mantiene toda la frescura y la gracia que tuvo en su día, con grandes secuencias como la divertida carrera de barcos o la del joven tocando una bella y emotiva melodía con una sierra, y personajes inolvidables como el graciosísimo “Nuevo Moisés”.

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