viernes, 18 de diciembre de 2009

"Angels with dirty faces" (Ángeles con caras sucias) de Michael Curtiz (1938)

Como por el simple hecho de correr más, un chaval acaba siendo un sacerdote y su amigo al correr menos acaba siendo un gangster, con este argumento se centra la historia de esta gran película de gangsters de la gran época del género en los años 30. Como lucha el sacerdote para evitar que los nuevos jóvenes del barrio no sigan los pasos del gangster, es con el dilema con la que juega el gran e infravalorado Michael Curtiz, pues el sacerdote tiene que elegir entre su amigo y los chavales. Y es aquí donde al film se le nota demasiado el tratamiento católico que su mensaje tiene y esto le resta algo de credibilidad al ser demasiado conservador en su discurso, porque quizás el castigo es muy severo. Pero este es el único pero que el film tiene, porque tiene un sentido visual magnífico con unos planos llenos de sentido subrayando esos planos contrapicados demostrando quien es el que está arriba del poder en cada momento, a veces es el gangster, (con respecto a los jóvenes porque para ellos es su héroe), otras el coro de una iglesia, (con respecto al gangster demostrando lo que se acabará imponiendo en el relato), y al final es el sacerdote, (con respecto a los jóvenes, porque ese es el camino que tienen que tener para su salvación). Tanto James Cagney, como Pat O'Brien están espléndidos en sus respectivos papeles y la fotografía es genial en especial en ese final tan expresionista. Estando por debajo de las grandes del género, es sin duda una muy buena película, de uno de los directores más versátiles de la historia del cine, el mejor de los artesanos sin lugar a dudas, Michael Curtiz.

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